30/7/15

26/7/15

Susana Thenon. Poeta argentina

1937-1990. Cercana a Alejandra Pizarnic


Al poema le incumbe todo, aun la tierra más ingrata, 
la prueba más dura. De su confrontación consigo 
mismo no está ausente la guerra con lo ajeno. 

Todo y nada están ahí para ser dichos. El poema es 
el puente que une dos extremos ignorados. Pero es 
también esos extremos. El poeta es una venturosa 
incursión por lo ignorado. 

Para el lector brillará otro elemento no previsto: 
una raíz, una rama. El Poema total sería entonces 
un resultado de sumas infinitas, de confrontaciones, 
contradicciones y memorias, de recuperaciones y 
pérdidas, se olvido, muerte y ser: (sería como un dios) 
algo inmortal nacido de criaturas mortales. 

Susana Thénon

Breve reseña biográfica:


Susana Thénon nació en 1937 y murió en Buenos Aires a los 56 años en 1990. Además de poeta fue traductora literaria y fotógrafa artística. La poesía de Susana Thénon no se parece a la de ningún otro poeta en nuestro país, dueña siempre de una crítica feroz, de una ironía que creaba mundos trabajados con la idea de lo bello en el arte, Thénon ve el oficio del poeta como una forma de accionar sobre lo real, creando lo maravilloso. Ubicada, según su momento de creación poética, dentro de la denominada Generación del ’60 en Argentina. Contemporánea a poetas como Juana Bignozzi (1937) y Alejandra Pizarnik (1936-1972), aunque no forma parte de ningún grupo literario se le suele afiliar con ambas por el tipo de construcción marginal que trabaja en su poesía, sin adherirse a ningún movimiento reinante en aquellos años. Como se deja entrever anteriormente, su relación con los demás poetas de su generación es casi nula, salvo excepciones como María Negroni, que después sería una de las compiladoras en sus libros póstumos (La Morada Imposible I y II) y la ya mencionada Alejandra Pizarnik, con la cual se frecuentaba, y junto con quien publicó en la Revista Literaria Agua Viva (1960), quizás una de sus pocas señales de apertura al medio. Existe un vacío en sus publicaciones entre 1970 y 1982, ya que se dedica activamente a la fotografía, aunque de todas formas continúa escribiendo.
 



Reseña de su obra:


La creación poética de Susana Thénon está marcada por dos aspectos centrales, primero la evolución de una temática en su poesía, desde el primer libro publicado hasta el último y segundo, el juego con el lenguaje, que desemboca en la imposibilidad del mismo.
 
En su primer libro, “Edad sin tregua” (1958), es posible visualizar el primer atisbo que marcaría su propuesta: el sujeto poético anegado del poema, una escritura desde lo marginal, donde para el hablante lírico resulta difícil encontrar un espacio en el texto donde asentarse y siempre se pronuncia desde la periferia. Algo similar ocurre en “Habitante de la nada” (1959), de hecho el título refiere a este hablante que no pertenece a ningún sitio, que se encuentra fuera del poema, desvanecido cada vez más. En “De lugares extraños” (1967), también tiene que ver con el sujeto extranjero dentro del poema, del lenguaje, un yo poético desarmándose a la vista del lector, y de cierta forma, con este libro cierra un ciclo en sus publicaciones y se mantiene silente respecto a la poesía, para dedicarse plenamente a la fotografía.
 
Es en 1984 cuando vuelve a publicar, “Distancias” es un texto que refleja todo el proceso de los tres libros anteriores, un desarme del lenguaje que se puede ver tanto temática como gráficamente en los poemas, poniendo en evidencia las carencias de éste y su imposibilidad de nombrar, las limitaciones de la palabra. Finalmente, donde revienta la idea latente de la destrucción del sujeto poético, es en su último libro “Ova completa” (1987), donde utiliza el yo poético como mecanismo risible en sus poemas, lo anula a través del uso de la ironía.
 
La obra de Susana Thénon cruza la inutilidad del lenguaje para representar la existencia misma, de ahí un sentimiento de soledad, de nunca poder asentar el yo, un yo que no alcanza y se desordena en su afán de representar la figura del hablante, que se diluye inevitablemente. Todo esto se reúne en los dos tomos de La morada imposible, libro póstumo que recorre toda la producción artística de Susana Thénon.
 



HABITANTE DE LA NADA (1959)



VERDUGO 

Una voz cercana
 
me repite: descansa,
 
y yo
 
descansar no podría
 
sino como en sueño
 
latente,
 
como flecha que reposa
 
en su carcaj.
 

Cada día
 
mis horas
 
se tornan más agudas,
 
más ásperas,
 
desde que no respiro
 
y el sol me arde.
 

Conozco las palabras
 
a cuyo sonido
 
las puertas vuelan como plumas
 
y el cielo es un cojín a los pies.
 

Conozco el castigo.
 
Conozco todos los castigos.
 

Pero hoy amanecí verdugo.
 



MINUTO 

En todo instante
 
se renueva
 
la fugaz memoria de los espejos,
 
el perfil hosco de los cuerpos oxidados,
 
el andamiaje de palabras
 
no habitadas por manos
 
o por bocas oscuras.
 
El tiempo arruga los caminos,
 
borra las miradas lejanas,
 
va encendiendo la muerte en los rincones.
 
Y cómo no saber esto:
 
llegará un minuto vacío
 
que añore nuestros rostros.
 



CÍRCULO 

Digo que ninguna palabra
 
detiene los puños del tiempo,
 
que ninguna canción
 
ahoga los estampidos de la pena,
 
que ningún silencio
 
abarca los gritos que se callan.
 
Digo que el mundo es un inmenso tembladeral
 
donde nos sumergimos lentamente,
 
que no nos conocemos ni nos amamos
 
como creen los que aún pueden remontar sueños.
 
Digo que los puentes se rompen
 
al más leve sonido,
 
que las puertas se cierran
 
al murmullo más débil,
 
que los ojos se apagan
 
cuando algo gime cerca.
 

Digo que el círculo se estrecha cada vez más
 
Y todo lo que existe
 
Cabrá en un punto.
 



HOY 

Falo, corneta, rosa
 
del ángel-barro: el amor
 
ha obturado
 
sus vasos comunicantes.
 
Guardemos el incienso
 
para los veranos públicos.
 
Dios no funciona.
 



NO 

Me niego a ser poseída
 
por palabras, por jaulas,
 
por geometrías abyectas.
 
Me niego a ser
 
encasillada,
 
rota,
 
absorbida.
 
Sólo yo sé como destruirme,
 
cómo golpear mi cabeza
 
contra la cabeza del cielo,
 
cómo cortar mis manos y sentirlas de noche
 
creciéndome hacia adentro.
 
Me niego a recibir esta muerte,
 
este dolor,
 
estos planes tramados, inconmovibles.
 
Sólo yo conozco el dolor
 
que lleva mi nombre
 
y sólo yo conozco la casa de mi muerte.
 



CAMINOS 

Ceguera del gesto
 
cuando en vano se aferra
 
al muro espeso de los hechos consumados.
 

Densa guitarra de la sangre
 
acompañando la canción
 
nocturna y subterránea.
 

Deambular entre gritos
 
anónimos,
 
entre multitudes de hambre,
 
bajo cielos ajenos.
 

Entre mansos,
 
Desesperanzados ecos.
 



AQUÍ 

Clávate, deseo,
 
en mi costado rabioso
 
y moja tus pupilas
 
por mi última muerte.
 

Aquí la sangre,
 
aquí el beso roto,
 
aquí la torpe furia de dios
 
medrando en mis huesos.
 



NO ES UN POEMA 

Los rostros son los mismos,
 
los cuerpos son los mismos,
 
las palabras huelen a viejo,
 
las ideas a cadáver antiguo.
 

Esto no es un poema:
 
es un grito de rabia,
 
rabia por los ojos huecos,
 
por las palabras torpes
 
que digo y que me dicen,
 
por inclinar la cabeza
 
ante ratones,
 
ante cerebros llenos de orín,
 
ante muertos persistentes
 
que obstruyen el jardín del aire.
 

Esto no es un poema:
 
es un puntapié universal,
 
un golpe en el estómago del cielo,
 
una enorme náusea
 
roja
 
como era la sangre antes de ser agua.
 




POEMA 
“Yo creo en las Noches”. 
R. M. Rilke



Ayer tarde pensé que ningún jardín justifica
 
el amor que se ahoga desaforadamente en mi boca
 
y que ninguna piedra de color, ningún juego,
 
ninguna tarde con más sol que de costumbre
 
alcanza a formar la sílaba,
 
el susurro esperado como un bálsamo,
 
noche y noche.
 
Ningún significado, ningún equilibrio, nada existe
 
cuando el no, el adiós,
 
el minuto recién muerto, irreparable,
 
se levantan inesperadamente y enceguecen
 
hasta morirnos en todo el cuerpo, infinitos.
 
Como un hambre, como una sonrisa, pienso,
 
debe ser la soledad
 
puesto que así nos engaña y entra
 
y así la sorprendemos una tarde
 
reclinada sobre nosotros.
 
Como una mano, como un rincón sencillo
 
y umbroso
 
debería ser el amor
 
para tenerlo cerca y no desconocerlo
 
cada vez que nos invade la sangre.
 
No hay silencio ni canción que justifiquen
 
esta muerte lentísima,
 
este asesinato que nadie condena.
 
No hay liturgia ni fuego ni exorcismo
 
para detener el fracaso risible
 
de los idiomas que conocemos.
 
La verdad es que me ahogo sin pena,
 
por lo menos he resistido al engaño:
 
no participé de la fiesta suave, ni del aire cómplice,
 
ni de la noche a medias.
 
Muerdo todavía y aunque poco se puede ya,
 
mi sonrisa guarda un amor que asustaría a dios.
 



AQUÍ, AHORA 

Sé que en algún lugar
 
la alegría se desparrama
 
como el polen
 
y que hace tiempo
 
los hombres se yerguen
 
como jardines definitivos.
 
Pero yo vivo aquí y ahora,
 
donde todo es horrible
 
y tiene dientes
 
y viejas uñas petrificadas.
 
Aquí, ahora,
 
donde el aire
 
se asfixia
 
y el miedo es impune.
 



RAZÓN DE MI VOZ 

Porque son muchos y sufren,
 
porque nos enteramos de lejanísimos gritos
 
o conocemos que hay silencio
 
en un rincón de la ciudad,
 
o porque de un libro salta y nos habla
 
el niño que murió ahogado.
 
Porque ahora sin duda un hombre pide socorro
 
y una mujer se arroja por su ventana oscura
 
y cuatro niños responden preguntas
 
en un cuarto inmenso
 
mientras a un muñeco le falta el brazo y mira.
 



MEDIATOR DEI 

El contrabandista de los miedos antiguos,
 
el malabarista delirante en su balcón rojo
 
(con pequeños pies oxidados),
 
baña las manos en el pecho de las nubes
 
y se cubre de azul para no ver sangre.
 



MUNDO 

Este es el mundo en que vivimos
 
los mendigos buenos aires siglo veinte
 
junto al humo descalzo
 
flotando sin alas sobre los techos
 
efímeros como pastillas de chocolate
 
inútiles como pájaros huecos.
 
Estos son nuestros rostros que se caen a pedazos
 
mientras el sol emigra cansado de mirarnos
 
y el frío nos celebra con su fiesta de muerte.
 
Pero yo no quiero este sino de espantapájaros:
 
mi olfato busca afanoso el olor de la alegría
 
y mi piel se agranda cuando digo amor.
 



HABITANTE DE LA NADA 

Vivo entre piedras,
 
su forma se me parece.
 
¿Yo soy una piedra,
 
un juguete en la tumba de un niño,
 
una medalla ennegrecida?
 
Soy más bien un espejo gastado,
 
una superficie que no refleja,
 
un rostro impar,
 
un día que termina.
 



INFIERNO 

¿Crees en el odio
 
del que arroja veneno en tus labios?
 

¿Crees en el rencor
 
del que te muerde hasta apagar su infierno?
 

¿Crees en la leyenda
 
de los polos opuestos
 
y en esa venerable mentira
 
de la enemistad entre el agua y el aceite?
 

¿Hoy,
 
cuando el amor se disfraza de odio
 
para sobrevivir,
 
cuando el verdugo llora
 
detrás de la muerte
 
y dios descansa?
 



CAOS 

El supuesto camino es la consagración
 
de sus pasos,
 
no tienen más que avanzar
 
-el retroceso los sorprenderá un día-,
 
no tienen más alternativa que adelante.
 
Su culpa no ha nacido,
 
esto que ven y tocan tiene todo el
 
sabor de cosa digerida en sueños.
 
Son señales de nada,
 
muestran con sonidos casi envejecidos ya
 
el progreso de la variante simiesca.
 
Van solos.
 
Un gran cansancio no ayuda,
 
no invita al caos, preparado como una fiesta.
 



DÓNDE 
“Sólo el misterio 
nos hace vivir.
 
Sólo el misterio.”
 
F. García Lorca.



Bajo la teoría de la gestalt
 
las estadísticas anuales
 
el observador en el polo
 
los tableros de control.
 

Bajo el sol meteorológico
 
el éster nítrico del alcohol tetrahídrico
 
la fuerza motriz aprovechable
 
y el robot electrónico.
 

Bajo el predicado nominal
 
la glosemática de Hjelmslev
 
el catálogo de códices y documentos
 
la patogenia del coma hepático.
 

Bajo las categorías dimensionales
 
la suma de los ángulos interiores de un sueño
 
la cosmovisión del yo
 
los grados del amor cibernético
 

cómo seguir
 
qué ser
 
dónde morir
 



HABITANTE 

Eres habitante
 
de mis deseos prohibidos.
 
Tu ritmo se levanta
 
cerca de mi latido más tenue.
 
Tu credencial
 
es un gemido.
 



ORACIÓN 

Cuándo dejará la luna
 
de preferir a esos pocos
 
que tanto a media noche
 
como al alba
 
gritan su ardor sin freno.
 
Cuándo será definitivo
 
el derecho a soñarse
 
sin verificar números,
 
papeles rotos, sexos,
 
velocidad sin prisa de la sangre.
 
Cuándo morirá el cielo
 
-sus castigos-
 
y el rayo será un niño
 
entre las hojas.
 
Cuándo arderán los vientos
 
sepultados.
 



POEMA 

Es inútil que la amada se arrastre
 
buscando la mano que dibuja sombras
 
bajo su piel.
 
Es inútil que vuele
 
persiguiendo a la nube de piedra que la hirió.
 
En vano saltará de hoja en hoja
 
preguntando por el rostro
 
que se ahogó
 
en el aire.
 



SED 

Sé que tu sed se ha dilatado
 
más allá del más lejano hilo de agua:
 
tuya es la sed de los veranos,
 
la que anida en la garganta del mediodía.
 
Mucho tiempo hace que la sal
 
ha fondeado en tu entraña
 
y es allí donde abreva
 
el rojo labio de nuestros actos impunes.
 

Si un castigo has creado
 
es el de tu silencio
 
que grita más alto que las palabras.
 

Si un castigo has creado
 
es el de permanecer
 
como una ciega
 
en una selva de miradas.
 



MÁS ALLÁ 

Remontar tu violento misterio
 
más allá de la sangre,
 
más allá del olvido,
 
lejos, hasta el confín del tiempo.
 
Saberte, amaneciendo
 
en la tarde sonora,
 
en el hondo sabor
 
de tus piernas,
 
irguiendo mi beso
 
en tu boca indefensa,
 
abriendo tus puertas,
 
lamiendo tus playas secretas
 
con furor de marea creciente.
 
Descubriendo la rosa en tu lengua,
 
tu roja bandera.
 
Arrancando de cuajo las horas,
 
naciendo en secreto.
 



AMOR 

Ahora conoces lo que silba la sangre
 
de noche
 
como la oscura serpiente extraviada.
 



UNO 

Decirte
 
que yo soy 1 más
 
dentro del NO mundo.
 

Decirte
 
idiomas con espinas bajo las uñas.
 

Decirte
 
nada
 
para tu algo casi nada.
 



NOMBRES 

En la desolación de mi sangre,
 
bajo la angustia que me enceguece
 
yo busco nombres para mi amor:
 
mi amor casi odio,
 
apenas sol.
 



SER 

Morder tu significado
 
en esta escala de magnitudes
 
inalterables.
 
Ser, al extremo
 
de tu meridiano,
 
un punto,
 
un breve signo
 
peregrino por tus aledaños.
 
Desvanecer tu límite,
 
ahondar en tu sonora latitud,
 
reconocer uno por uno tus puertos
 
y nombrarlos por sus nombres.
 



HISTORIAS DE MAGIA 

Un muchacho espera
 
que lo alcance el mar.
 
Quiere ser el muchacho
 
ausente, a la hora del paseo.
 
Se cubre de arena.
 
Es un barco ahogado.
 

Un administrador se detiene
 
y piensa, cuatro veces quise demasiado.
 
(Los números celestes determinan
 
a los números sucios de tierra
 
en Cannes, en los sótanos violentos
 
de Cannes, y en
 
todos todos los augurios de amor).
 

Un loco alza la mano
 
y pide agua; es gris
 
el agua con el cristal, con la pared,
 
con la tarde
 
espolvoreada en el reloj de sol.
 

Un sacerdote piensa, soy un hombre
 
con altura y pie de tallo:
 
mi rosa vive aún,
 
enloquece por debajo del ropón.
 
Soy una campana de luto.
 

Un hombre se sentará y dirá estoy cansado
 
Un hombre se tenderá al sol y dirá por qué
 
Un hombre será bastante para decirlo
 
Un hombre saltará su valla
 
y dirá no.
 



EL MUERTO 

Su rostro murmura,
 
mis etapas no son dulces,
 
como un deporte la piel se sumerge
 
y la boca estalla
 
en remolinos de tiempo.
 
La tierra canta
 
sobre mi noser.
 
Como una fiesta saltan los ojos
 
aunque la muerte deba ser quietud.
 
Como verdes locos fugitivos de la noche
 
mis manos son inflamables.
 



EL BAILARÍN 

El bailarín dice, bailo,
 
mi vestido es aire y sombra,
 
mi cabello es humo.
 
El pasado y el futuro bailan en mí.
 
Cada minuto deja un ancla en mi rostro.
 
Soy el tiempo a cada paso,
 
la muerte en mi quietud.
 
Bailo todos los bailes, me desahogo
 
y me uno.
 
Soy mar, el hombre mar:
 
mi cuerpo es ola, mi mano es pez,
 
mi dolor es piedra y sal.
 



A SOLAS 

Es cierto:
 
la seriedad de su sonrisa.
 
¿La imaginas a solas
 
con tanto grito alrededor?
 
El tiempo entre los perfumes camina,
 
destapa un frasco, pierde minutos de dejar morir
 
entre los trajes a media vivos,
 
como recién ahorcados.
 

Comprendo:
 
los gritos enmudecidos,
 
los peces, nacimiento perpetuo.
 

Antes, una vez...
 
Nadie lo sabrá nunca.
 

¿La imaginas a solas
 
con tanto abismo alrededor?
 



RESTO 

Quedan los movimientos elementales
 
de la sangre
 
y el rostro, espejo ciego
 
donde se precipita el mediodía.
 

Quedan las manos, apenas,
 
suavemente dibujadas
 
en la espalda negra del aire.
 

Quedan las palabras, no la música,
 
no el rumor equidistante del sol
 
cuando hace noche, dolor y miedo.
 

Quedan los animalitos cansado
 
de golpear, cara y seca,
 
en su jaula de huesos.
 



YO 

Yo vivo y tiemblo,
 
recompongo viejos verbos destrozados
 
en los hornos del frío
 
y me invento una palabra para cada lágrima.
 

Yo salgo a pasear
 
y me inclino sobre las fuentes vacías
 
para besar mi boca inexistente.
 

Yo tengo la mirada llena de sal
 
y cuerpos como estrellas de arena
 
y flores voraces
 
que me consumen lentamente.
 

Yo vivo y tiemblo,
 
resucito y me arrastro por el aire caliente
 
de las floraciones
 
y por el ojo siempre abierto del día.
 

Yo, luna tibia,
 
amándome y muriendo
. 

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Info recopilada de un blog ya extinto agradecimientos a por Guadalupe Rodriguez , Argentina 2005.