21/7/12

María Cañas. Canibalismo audiovisual



EL BLUES DEL FUEGO: CANIBALISMO AUDIOVISUAL
EN LAS MULTITUDES CONECTADAS
MARÍA CAÑAS

EL SUSURRO DE LAS IMÁGENES
XVII JORNADAS DE ESTUDIO DE LA IMAGEN

Vivimos tiempos extraños, de imaginarios excesivos y delirantes, lúgubres y sensuales, a la vez. Imaginarios como rizomas abiertos a fracturas y contradicciones que el arte utiliza en su búsqueda poética de formas de subversión y renacimiento.
Tiempos en los que sentimos “el susurro de las imágenes”, junto a su frenético griterío. Y ante ello, como archivera compulsiva que soy, creo que se puede encontrar refugio en la imagen, aunque a veces, no puedo evitar pensar que cuanto más trabajo con ellas más parece devorarme el silencio.
La economía de Hollywood y del mercado del arte generan una tremenda inflación y sobreabundancia de imágenes. Por ello a la hora de crear, elegí reciclar, revisitar, homenajear obras ya existentes; reinterpretar los recursos de la gran industria y el infinito iconográfico de la cultura libre, que están ahí disponibles para que los reinventemos. Ha llegado el momento de filmar lo que nadie filma y donde nadie filma o de hacer cine sin cámaras.
En definitiva, como expresó Roland Barthes, se trata de la cultura considerada como palimpsesto infinito, de cada obra “hecha de escrituras múltiples, surgidas de varias culturas y que entran unas con otras en diálogo, en parodia, en discusión”.

Me interesa la imagen como fuego (“El fuego camina conmigo.” Lynch. Algunas de mis piezas son un universo en llamas donde confluyen huellas de vidas al límite, incendios interiores y cosmogonías barrocas digitales) y como juego (“¿No es el arte un juego entre todos los hombres de todas las épocas?. ” Duchamp).
Mi perspectiva caótica y apasionada a la hora de crear-pensar con las imágenes, es la poética del Apropiacionismo, el Dadaísmo gamberro, el “marujeo” Punk y el Surrealismo garrulo (Buñuel).
Concibo la imagen como un instrumento revelador de fantasmas. Para mí, lo importante, es la función chamánica de las imágenes, su invitación a liberar todas las fuerzas ocultas de nuestro inconsciente.
Apuesto por el remontaje de imágenes propias y ajenas, para elaborar nuevos sentidos distintos a los de su uso primigenio. Me considero una Dra. Frankenstein audiovisual, pues creo que siempre puedes insuflar nueva vida al material de archivo y residuos reciclados.
Trato de repensar y remezclar la vida, el cine, la historia del arte y el detritus audiovisual que nos rodea, desde lugares y tiempos nuevos, con la intención de subvertir la realidad e ironizar sobre los tópicos. Agitar las imágenes, para así transformarnos en seres más libres, críticos y creativos. Mi capacidad para fagocitar y (re)crear imágenes no conoce límites. En mi obra conviven, sin prejuicios, todo tipo de material de archivo con imágenes rodadas con una pequeña mini DV o un móvil, dilapidadas por un aplastante sentido del humor que transita de la ironía a lo gamberro, de lo místico a lo obsceno.
www.animalario.tv y El Perfecto Cerdo son excesivos ejercicios metadiscursivos sobre el “carácter porcino” de la información actual y la cultura de archivo; una declaración de principios: si del cerdo puede aprovecharse todo, de la imagen contemporánea para crear, sea cual sea su procedencia, también.
Mis obsesiones son las de todos los humanos: la vida y la muerte, el amor y el desamor, la amistad, la soledad, la pasión y la entrega, el trabajo y el tiempo…

Trato de hacerle un corte de mangas constante a la muerte y exorcizarme del amor de pareja a través del arte. Al final todos acabaremos en el hoyo, aunque algunos mirando a las estrellas.

Intento provocar artísticamente, mostrar con vitriólico humor una visión esperpéntica del
mundo. En mis obras deconstruyo y pervierto la Fiesta Nacional (La Cosa Nuestra), el universo del cerdo ibérico (El Perfecto Cerdo), el flamenco (Rest in Peace), la televisión (Lands of 1.000 TVs), los reality shows y la telebasura (Down with Reality), la pornografía, la historia del arte y el cine (La Virtud Demacrada), las relaciones amorosas y el melodrama (Kiss the Murder y Kiss the Fire), el falso glamour de las megalópolis (Meet my Meat N.Y.), el turismo del “give me two” y la hipocresía sexual (Por un puñado de yuans) …
Mis fotomontajes, videocollages y scratch-documentales pueden entroncarse con la tradición de francotiradores que cuestionaron los fundamentos de la historia del arte y del cine clásicos, por medio del arte experimental, rompiendo las reglas del juego, y atisbando la verdad oculta y desnuda de las imágenes.
Mi obra es un delirante torrente audiovisual en el que se dan la mano iconoclastia y pornografía, cinefagia y zoofilia. Mi pasión es registrar la extraña mezcla de diversión y tremendismo, de imaginería siniestra y pornográfica que nos rodea, operando en el canibalismo iconográfico.
Trabajo con imágenes de estética “low cost”, “do it yourself” , serie B (menos dinero es más creatividad) ; desde una insurgencia y resistencia personales, una “imagofagia” militante pero no proselitista ni panfletaria (“moscojonerismo”, “cibergarrulismo”, “zensualismo”, vampirismo iconográfico, cine de ensayo), que se introduce en los tópicos y géneros para dinamitarlos.
Me fascinan los filósofos de las imágenes prestadas (Ernst, Godard, Deutsch, Stezaker…) Narradores de la naturaleza humana a través del collage, que conciben la historia como un proceso arqueológico siempre abierto. El cine sin fin de Val Del Omar.
Y el cine ready made, gracias a Duchamp y su creencia en que cualquier material encontrado puede ser arte. Él liberó al artista de ser artista y preconizó a los “prosumers” (productores-consumidores).
Me gusta la idea de conectarnos, colaborar viralmente con nuestros ídolos y dioses y los ejercicios de canibalismo artístico colectivo. Pasar del “Kill Your Idols” al “Copy Your Idols”.

Y los “imagineros del pánico” (Caravaggio, Goya, el Bosco, Bacon, Buñuel, Browning, Lynch, Witkin…) que veneran al freak que se sale de la norma y nos hace pensar. Me emociona su glorificación del icono monstruoso con la intención redentora de recuperar modelos deformes para la sociedad como seres humanos dignos.
Y los gabinetes de curiosidades, las cajas llenas de postales, la mujer prehistórica que pintó antes que habló…que conforman la lectura previa a cualquier idioma.
Reivindico el derecho a la creatividad y experimentación para el crecimiento personal, la importancia del arte para la salud mental social. Tengo muchas incertidumbres y contradicciones acerca de la vida y del arte, pero vivo esa sensación como una riqueza despoblada de prejuicios. Intento evitar en mi vida y mis obras las dicotomías demasiado evidentes; posicionarme ante las cosas de una forma desinhibida y apasionada, como los niños.
Mi pasión es crear imaginarios-homenaje a todo o a todos aquellos vivos o muertos, en persona o por sus obras, que nos hicieron dudar, reflexionar, crecer y soñar.

 Ante este alud de detritus audiovisual y accesibilidad infinita, algunos como Tom Gunning en “Un abecedario para un mundo visible”, creen que una nueva ciencia podría surgir de estos crecientes montones de cenizas de imágenes desechadas y de amnesia visual. Y yo a veces, me siento perdida, y encuentro consuelo zen en esta profecía de T.S. Elliot, pensando que me ha llegado el momento de descansar: “En esta basura pétrea, ¿qué raíces prenderán?, ¿qué ramas crecerán? hijo de hombre, no lo puedes decir ni adivinar, pues sólo conoces un montón de imágenes rotas donde golpea el sol.”
Patino, Vardá, Herzog.., son para mí ejemplos de una actitud ética ante su oficio y ante la realidad social, una visión del mundo coherente y una capacidad de comprensión humana que los alejan del maniqueísmo, la frivolidad, la espectacularidad gratuita y demás paparruchas engendradas por la industria del entretenimiento digital que imperan hoy en día.
El juego, la ensoñación, el pensamiento sin objetivo se están quedando sin espacio en la cultura web 2.0 corporativista y mercantilizada.
La utopía en Internet hoy sería, crear comunidad cultural fuera del interés corporativo.

Y nos queda la esperanza de las multitudes interconectadas (Brea), la energía creativa y crítica necesarias para vislumbrar otros territorios de sensibilidad.
Y Mary Shelley susurrándonos al oído: “Siguiendo los caminos ya trazados, buscaré un nuevo camino”…

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