31/1/08

Raul Nuñez, desagravio un poco ácido


La otra noche, un viernes, en una sesión del “club de la nostalgia” donde Uberto Stabile presentaba su libro “Maldita sea la poesía”, en un acto celebrado en el marco-magno de la vieja universidad, oficiado por José Luis Falcó y Alfons Cervera y donde se dio un repaso a otros tiempos y otras glorias, sacaron de la chistera del olvido a un personaje peculiar al que tuve el tremendo placer de conocer en la ciudad condal y tomarme algún que otro vino con él, Raul Nuñez ¿poeta?¿novelista?¿periodista?¿vividor?, fallecido hace casi 12 años en esta ciudad de las flores y el hedor, del que como acertadamente apuntó Cervera ha sido esquinado y enterrado en la desolación del páramo de la cultura oficial. Como un pequeño homenaje y desagravio me atrevo a reproducir el texto de la contraportada y dos poemas de su libro “Cannabis Flan” publicado en 1976.
Félix Menkar.

A los heroicos perdedores que se han desayunado en el infierno y nada los ha hecho detenerse y que han llegado con su armónica hasta el paraíso solo para seguir caminando hacia sí mismos o hacia la locura, porque no podían hacer otra cosa que caminar en la madrugada quemada de alcohol-anfetamina y hoteles de rata.
A los humildes magos que se quedaron solos en la orgía eléctrica y abrieron la puerta a su imaginación y la hicieron caer sobre el mundo desde los peludos tejados de arco iris.
A los vagabundos de pies comidos y genitales torturados que echaron miel sobre sus ampollas y robaron al ángel para amanecer en la colina de su propio corazón junto a la verdadera canción del universo.
A los anarco-alucinados que temblaron en el rock o el blues e hicieron altares de las andrajosas camas y encendieron sus neuronas en el callejón paranoico y luego se marcharon en el buque fantasma de la mente a buscar oro o hierbas mucho mas allá de la última estrella gitana.
Raúl Núñez



¿Que puedes hacer?

¿Qué puedes hacer cuando has perdido,
y estás viajando en una silla,
y no sabes que pensar de lo que ha sucedido,
y lo único que se te ocurre es creer que eres Nabucodonosor,
y se te ha caído a la alcantarilla la ultima moneda,
y te vas a comer un estofado de mono a la peluquería porque
[ te has empezado a quedar calvo,
y ella está vestida de odalisca en la plaza?
¿Qué puedes hacer cuando no te interesa en absoluto la cocina
[ turca.
y llevas al vendedor de biblias al salón de belleza,
y quieres ir a la Bolsa disfrazado de billete,
y ella está con su cara de madonna mendiga encerrada en la nevera,
y no puedes ir a buscarla porque te empezará a tirar cebollas,
y tengas que regalarle un verdadero mamut para que quiera
[ escucharte?
¿Qué puedes hacer cuando piensas que sería bueno dormir en el
[ armario,
y te vas a la autopista a lavarte los dientes,
mientras ella juega a ser abuela en la habitación,
y no puedes entrar porque ha puesto minas en el recibidor,
y la ha regalado un bazooka a la portera,
y no consigues que nadie te haga olvidar su peluca de tierra?
¿Qué puedes hacer cuando estás seguro de haber recorrido los
[ canales de Marte,
y que ella es realmente una momia de párpados verdes,
y que tu abrigo está lleno de agujeros porque te lo ha comido,
y que ni siquiera la persigue la policía?
¿Qué puedes hacer cuando te has emborrachado con gasolina?
y tienes que ir al mercado para conseguir el empleo de fantasma,
y te han borrado de la lista?
¿Qué puedes hacer cuando no te ha dejado tocar su máquina violeta,
ni que la llevaras a robar marineros,
ni pasar un resfriado a su lado?
¿Qué puedes hacer cuando quieres meterte en su cama y te
[ encierra en el patio una noche de lluvia?
¿Qué puedes hacer cuando escuchas una historia parecida a la
[ tuya por la radio?
¿Qué puedes hacer cuando la encuentras y ella se mete dentro de
[ una bolsa y apaga su arco iris?



Solamente he tratado de contar contigo

Cuando no era más que un buscador confuso,
y salía a emborracharme con los perdedores,
y recorría los bares una y otra vez,
tratando de asegurar la próxima comida,
y tomaba a quien estuviera a mi lado,
sin preguntarme quién era o qué pensaba,
y me daba lo mismo meterme en una cama o en otra,
porque lo único que necesitaba era una entrada gratis,
y cuando la conseguía podía darlo todo,
porque no me habían pedido nada a cambio,
pude darme cuenta que sólo quien ofrece algo,
llega a recibir lo que espera.
Yo solamente he tratado de contar contigo.
Nunca he querido convencerte de nada,
ni llevarte hasta la última montaña,
ni convertirte en algo diferente a lo que eres,
pero creo que no debes necesitar sólo a quien buscas,
sino a quien te está buscando a ti.
Ahora todo se ha quedado dormido en el camino,
yo solamente he tratado de contar contigo,
y de conseguir una entrada gratis,
para no quedarme esta noche sin ti.

1 comentario:

  1. Ubiku:

    Leo tu acertada anticrónica al hilo de los imposibles poetas como Uberto o Raúl y te agradezco esa feroz defensa y amable recuerdo de los 'héroes oscuros' a los que se refiere Marcos Ana cuando habla en nombre de muchos anónimos ciudadanos que han dado su vida por la libertad y la justicia. Y más siendo la piedra angular de tu memoria necesaria un poema a "los heróicos perdedores" de Raúl Nuñez.

    En mi blog también he rescatado una entrada que hizo Alfons Cervera recordando al escritor (in)visible que lograra traernos esa maldita poesía, ese realismo sucio, esa limpia lucidez de los que aún resisten las tortuosas y hipnóticas estrategias del poder, la Cultura masiva, el desprecio a lo real, el olvido de lo necesario.

    Un abrazote,

    Viktor

    P.D.: con tu permiso, colgaré el poema de Raúl en mi blog este fin de semana.

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